Perder el tiempo: silencio para coser el aprendizaje
Esas tardes eternas en la hierba en la que los osos nubosos se asomaban entre las formas esponjosas de las nubes. Las horas entre los armarios jugando con las figuritas protagonistas de aventuras, y un sin fin de momentos en que las horas se confundí an entre los entresijos de alimentar la fantasía con la realidad.
La fantasía que acompaña las reflexiones, la sensibilidad de agregar, la convicción con la cual conducir las «tramas» de la fantasía y los nudos para resolverla. Todo eso sucedía mientras soñábamos despiertos. Jugar a creer, a imaginar, a unir, separar: innovación y pensamiento lateral en marcha. Todo contenido en 5 años de edad, sin coaching ni aulas invertidas ni pensamiento lateral ni mentores. La esencia del soñar despiertos no es otra que la de dar espacio entre las ideas, respirar y reconectar. Suena a mindfulness, a pensamiento lateral, a design thinking no
Soñar despiertos. Le damos valor cuando se personifica en la infancia de caras redondas y talla 6. La hacemos despreciable e inútil en la adolescencia y la primera juventud que juzgamos sin recordar a Jane Austen y su «Sentido y Sensibilidad». La juzgamos sin sentido y sin sensibilidad porque vemos a los pequeños soñadores con nuestros indulgentes y tiernos ojos la mayoría de las veces. Los vemos con el prisma del adulto que recuerda la protección e irresponsabilidad viable de ser niño.
Pero si vemos a los niños como ciudadanos en construcción, empoderados de sentido e impregnados de sensibilidad la ensoñación se transforma en herramienta. Poderosa herramienta al servicio de la construcción de algo que hace verdaderos hombres: El Pensamiento Crítico. Por dónde comienza el pensamiento crítico?
A soñar despierto se nos olvida de adultos por substracción de materia, es decir por falta de espacio entre pensamiento y pensamiento. El silencio es sinónimo de aburrimiento. De estudiantes o trabajadores pasamos a padres, a deportistas, a consumidores, a seres sociales. La lista de la compra, el gimnasio, las citas, el whatsapp. Donde hay silencio para poder entender, para poder conectar los puntos, unir las ideas?
El pensamiento, y sobre todo el crítico necesita espacio para florecer con independencia y autonomía. Entre espacio y espacio hay que cultivar el silencio. Esta es también una clave para el aprendizaje sin relevancia del modo analógico o el digital. Que se haga el silencio para soñar despiertos.
Es en el eco del silencio donde está la presencia. Ramón Gener me lo recordó está semana. Y para soñar despierto a veces necesitamos estímulos. Uno de los silencios que lo cambia todo es el que anticipa: ese que pesa en el instante previo a la música y el inmediatamente siguiente. El espacio del silencio habitado.
Ese es el comienzo de la creatividad, del pensamiento que usa y conecta los aprendizajes. El instante que se hace algo útil con conocimiento e intención. «Si los niños pudieran jugar más» es el título de una de las reflexiones de El Blog de Salvaroj. Rescatar el tiempo es esencial para escuchar el silencio. Los niños y los jóvenes, todos lo escuchamos. Es en el silencio
Cuántas veces creemos que el no hacer nada es perder el tiempo. Aprovechar al máximo las oportunidades de aprendizaje pueden no ser cuestión de llenar el calendario. Una invitación reconsiderar el valor del silencio a cualquier edad.