¿Un Pokemón Evolucionado?

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Comienza el otoño y con el cambio de estación llega el obligado ritual de retirar el equipamiento veranero para sustituírlo por uno abrigado y cálido. Como siempre, nos damos cuenta de que el pijama al que hace un año le sobraban 5 centímetros y se arrastraba por el suelo hoy queda más bien corto, ésta vez 5 centímetros arriba de los tobillos – así lo parce al menos-. Me encuentro en nuestra tienda habitual dispuesta a la obligada reposición y la dependienta me lo suelta tan tranquilamente: Señora, verá usted, llegamos hasta la talla 12, ya si eso, tiene que dirigirse a la planta de moda jóven. Moda jóven para un niño de 11 años?, pienso yo entre sorpresa, desconcierto y algo de tribulación.

El departamento de moda jóven desborda color, música, imágenes surferas, skateboarders y ambientazo radical- que nadie se ofenda- que esta muy bien el deporte , pero que solo tiene 11 años el niño, que tiene cuerpo pero que solo tiene 11 años, Kelly Slater no sé cuantos tenga ahora, pero es un hombretón al lado de mi niño. Y aquí llegamos al meollo: El niño no es ya tan niño, resulta que demográficamente es un “Tween”: voz inglesa que designa a una persona entre los 9 y los 12 años. Ni niño ni adolescente, a medio camino entre la infancia y la preadolescencia formal. Ahí lo tienes.

Los venerables abuelos se ríen y me dan una palmada en la espalda: “lo que te queda” con socarronería. Ya se está “asilvestrando”, otros más audaces comentan. Cómo negar lo evidente: hay una personita nueva que se empieza a instalar en nuestra casa, todo comienza a ser diferente. Cuál es el desodorante que menos alcohol tiene? Es mi pregunta del día siguiente en la farmacia, lo llevo a casa feliz para mostrarle la nueva compra que le pertenece y resulta que el guay Axe -for men-. Juega a probarse poses, actitudes, respuestas que ve en el mundo que le rodea. Muchas veces es un observador, otras un artista activo interpretándo el papel que ha observado.

Muchos de sus amigos tienen televisores en sus habitaciones, consolas de videojuegos, tienen acceso a Facebook-porque sus propios padres les han abierto una cuenta- y no puedo evitar que me entre el pánico: Qué información va a recibir! “Todos mis amigos tienen todo lo que yo no tengo!”, me repica con alguna frecuencia al regresar del cole.

Al pensar en donde estamos en esto de la crianza y el crecer, me viene a la mente el I-Ching oráculo Chino de sabiduría y hexagramas milenarios: “Es preciso cruzar las grandes aguas”. Es preciso verte con otros ojos. Cierto, ya no eres un pequeño y no haremos muchas cosas más. Pero llegan otras. Mucho de lo que te puedo dar ya está sembrado en ti, ahora empezamos a regar con agua del mundo las semillas y serás tú, con tu tierra y savia quien hará germinar el tronco maravilloso de tu vida.

La transición no es solo tuya, es también de mía. Tal vez juntos podemos ser pacientes, algo que entre el afán de llevarte a tiempo a todos los sitios no he sido muy profesional en enseñarte, pero prometo hacerlo mejor. Tenemos ya delante nuestro gran reto: hacer de tu metamorfosis una experiencia y no una enfermedad que vayas a padecer. Lo de adolescencia me molesta. Eso de que careces de, falta de, no me termina de encajar. Quiero pensar que tú y yo nos transmutamos, aunque cada uno a su manera, en plan Pókemon evolucionado para que nos entendamos.

Quiero creer que de esto saldremos juntos por el amor que nos une desde que nos escogimos para estar juntos en esto de madres, padres e hijos, que en nuestras diferencias podemos encontrarnos como personas nuevas que empiezan a conocerse interpretando otros papeles. No necesitas un policía, ni una supernanny que te dicte la hora de comer o dormir. Creo que podemos compartir las cosas pequeñas, el momento de respirar y sentir que todo puede parar un segundo, solo para vernos a los ojos y sonreír. Es ahí donde te digo: Aquí Estoy. Aquí estoy siempre para acompañarte, Aquí estoy siempre para ti.

Ahora que puedes expresar en tus palabras el mundo que llevas observando tantos años con tu propia voz en tu prisma personal el mundo cobra un sentido diferente para ti. Para ti, que bombardeado de referencias confusas pruebas con todas a ver qué pasa. Yo te doy tiempo muerto para jugar con ellas. A veces tu mismo te das cuenta que no te van: el Rubius es majo pero un ratito. Willy Rex es como un disfraz, es verse como una persona que imaginamos, pero luego te lo quitas y quedas tu otra vez con tus ojos en tu camita lista para recibirte a las 10.30, que mañana hay cole. Al final estás tu, en tu versión de cara limpia. A la mañana siguiente está un nuevo día cual página en blanco para que escribas tu el libro de tu historia. Para darte el beso de los buenos días estoy ahí, porque sé que me necesitas, mi Pókemon evolucionado.

Bibiana Vargas

Furibunda lectora, estudiante para toda la vida, rebelde con causa donde la haya. Inundada de sentido creativo, y todas las demás cosas de la vida normal y corriente.

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