Engagement no es lo mismo que aprendizaje

Engagement

Porque sea en digital no significa que suceda el aprendizaje

Cuando uno sigue el hilo de varias conversaciones reales y virtuales a lo largo del tiempo encuentra que hay términos que nos prestamos entre ámbitos como el de engagement, que sirve a las organizaciones, a las marcas y también a los entornos educativos. Pero cada cosa a su sitio, señores. Las marcas miden su branding, sus likes y dislikes en redes sociales, de hecho se preocupan de que exista un departamento de marketing que identifique las tendencias de los consumidores, calculando y esperando el beneficio de esa inversión. El engagement llevado a las aulas qué identifica, tiene ROI? Muchos responden rápidamente que sí y lo demuestran en la alegría que da empezar el curso con una tableta debajo del brazo, que vienen contentísimos los chicos.
Me lo pienso dos y tres veces. Y se me enciende ese molinillo que se llama pensamiento crítico. Me sumo al relato del #TricLab recordando una frase de @jgabelas que siempre recuerdo:

«O la educación comunica poco o la publicidad educa mucho»

@jgabelas

Engagement para las marcas o para los aprendizajes?

Que la tecnología llevada a las aulas nos sirve para enganchar a los alumnos de una manera más efectiva nos tiene de cabeza. Hemos repartido tabletas a diestra y siniestra, hemos generado métodos alternativos de enseñanza y reclamamos un espacio que refleje más y mejor nuestra «tecno-realidad» del SXXI.

Recibimos la innovación con aplausos y vítores. Claro, como venimos desde hace siglos calladitos y sentadicos en nuestras mesas, pues nos motivamos con la ilusión de los nuevos panoramas y la forma como se nos abre el campo, pasar de 6 a 8 horas de jornada escolar comiendo y rumiando libro a ver un poco de color en el bosque motivan a cualquiera. Normal. Pero vamos a ver, que a veces hay que detener la marcha para corregir el rumbo. El marketing, y el marketing on-line tienen la virtud de que se dejan medir, sí medir (las interacciones, el embudo de compra, conversiones, menciones, un largo etc, etc.) Se mide para saber si se cumplen unos objetivos determinados a través de unos criterios e indicadores de gestión.

Porqué usamos a destajo las estrategias de Aula Invertida, Aprendizaje Basado en Proyectos y otras herramientas de reciente incursión en el ámbito pedagógico con nuevos formatos como los digitales sin recursos para medir el desempeño de nuestros alumnos? Porqué no tenemos un marco base de datos que nos indique realmente cómo la herramienta digital gestiona el proceso de conocimiento y aprendizaje? Aún así, insistimos cada vez más en el formato digital a secas, sin elaborar los indicadores que nos permitan hacer visible el aprendizaje.

Experiencias como las del BYOD en las que cada alumno aporta su dispositivo al aula, o en las que de manera espontánea, natural y libre se vinculan algunas herramientas tecnológicas pregonan la buena nueva del aumento de su engagement con bombo y platillo.  El aumento de su engagement, o sea como el rating de audiencia de un programa de televisión, el índice de popularidad de un político o los followers de una cuenta de instagram?

Qué haya más engagement que significa: que hay más aprendizaje por usar la herramienta digital? Qué es el engagement y para qué sirve?  Vale lo mismo aplicado a la organización que a la educación?  Intentemos darle forma al engagement.  Ese término que parece no tener una sola palabra que lo traduzca y lo defina, pero que usamos tan tranquilamente.

Engagement para las marcas o para los aprendizajes?

Nos quedamos entonces con que el engagement es una palabra activa en la que se resume el compromiso, la implicación, el disfrute, el entusiasmo y reto hacia el objeto de trabajo/estudio.  Con o sin tecnología, el engagement del estudiante parece es el punto de quiebre de cualquier estrategia positivamente integradora de enseñanza.  A renglón seguido, equivale preguntarse si el engagement se traduce en aprendizaje.  Aquí ofrezco una reflexión sobre el asunto:

Veo múltiples situaciones en las que los alumnos están altamente comprometidos, entusiasmados por la mediación e interacción con la tecnología, sin que ello arroje ninguna, repito: ninguna indicación de su aprendizaje. Divertirse, colaborar, comunicar y ser creativos son elementos que deben estar embebidos en programaciones pedagógicas, pero no podemos ni debemos dejar de ver la importancia de la conexión con los elementos que hacen visible el aprendizaje.

En consecuencia, hay estudiantes que pueden salir de una actividad habiendo disfrutado muchísimo, participado y experimentado sin producir nuevos conocimientos, maestría conceptual o evidenciar la aplicación de habilidades nuevas. Cuando pregunto a los educadores interesados en la integración de las herramientas digitales cómo miden el impacto de la tecnología en el aprendizaje el silencio hace presencia. Las caras en blanco, los ojos divagantes, son la respuesta inmediata.

El destello de la tecnología en nuestras aulas puede ser tan cegador como la luz de las pantallas delante de nuestros ojos. El aspecto digital tiene su lugar y momento para ser sobre todo herramienta y no fin en si mismo. El impulso de las herramientas debe servir para transportarnos a oportunidades de aprendizaje profundo donde la tecnología oblige al uso del pensamiento crítico y la resolución demostrada de problemas en variedad de maneras. Cómo medimos eso? Qué datos usamos para reportar el progreso de nuestros alumnos cuando median las herramientas digitales en el proceso?

Una cosa es buscar en internet, manejar un programa de presentación de diapositivas o hacer un vídeo. Otra cosa es investigar, seleccionar información, identificar un problema y desarrollar formas para resolverlo. Los criterios e indicadores con los que podríamos medir el resultado de éstas dos experiencias; una la de un consumidor activo y otra la de un pensante creativo son diferentes.  En función de esos criterios está nuestro ROI pedagógico. Qué valoramos como evidencia del aprendizaje?

En un caso y otro los criterios de valoración son diferentes: Podríamos considerar el uso de las aplicaciones de un dispositivo, la destreza con la que usan esas aplicaciones o el tiempo de uso de las herramientas digitales en el aula como un criterio de validación del aprendizaje? O podemos por el generar gracias al uso de los dispositivos líneas mínimas que evidencien el aprendizaje profundo, por ejemplo determinar el establecimiento de conexiones entre áreas del conocimiento, el despertatar de líneas de observación, comparación, selección, investigación y recolección de datos, compartiendo y/o comunicar adecuadamente a miembros dentro y fuera de la comunidad de aprendizaje esos descubrimientos, solo por mencionar un ejemplo.

La tecnología debe servir para aumentar el engagement, ser apoyo para estimular e incrementar las condiciones favorables al aprendizaje. Debe ser la herramienta con la que sea posible sistematizar la curiosidad y el proceso de descubrimiento y establecimiento de nuevas relaciones y conexiones. Ahí es donde tiene que ayudar el big data y el IoT en el futuro. Pero es ahí también donde los educadores deben comprender que reside buena parte de nuestro trabajo futuro: en saber hacer de la herramienta digital medio y no fin. Esa diferencia en los matices es la diferencia entre consumidores apañados y pensadores críticos. De los primeros hay muchos, de los segundos más bien pocos, aunque sean los que más se necesiten en un mundo interconectado y complejo.

Cómo saber si el engagement realmente dirige hacia el aprendizaje? Planteemos las siguientes preguntas al considerar el papel de la tecnología en nuestra comunidad de aprendizaje:

engagement2

Engagement: implicación y compromiso de innegable relevancia de la cultura digital se manifiesta de diferentes formas. En el contexto del aprendizaje apareja connotaciones diferentes a las del marketing. Asegurémonos de que hayan evidencias plausibles de que están aprendiendo nuestros niños y jóvenes, incluso nosotros mismos cuando integramos la tecnología.

Bibiana Vargas

Furibunda lectora, estudiante para toda la vida, rebelde con causa donde la haya. Inundada de sentido creativo, y todas las demás cosas de la vida normal y corriente.

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